¿Por qué Bolivia optó por la elección de jueces por voto popular?
El nefasto sistema neoliberal convirtió a Bolivia en una marca mundial en la corrupción pública, en tiempos muy recientes. A principio del presente siglo, el país se coronaba como campeona y/o sub campeona en corrupción pública internacional. Pero, ningún funcionario público era investigado y/o condenado por esos u otros delitos públicamente evidenciados.
Diputados y senadores de los partidos políticos, entre patadas y puñetazos, se distribuían los cupos de los tribunales de justicia para elegir a sus allegados, quienes a su vez, por este favor, jamás les investigaban/juzgaban como acto lealtad política a sus padrinos políticos corruptos.
Fue en ese contexto de corrupción pública generalizada del sistema judicial nacional, y la impunidad cínica de los políticos, que se optó por las elecciones de magistrados por voto popular. Y así se dispuso en la Constitución Política del Estado Plurinacional (2009).
La finalidad fue democratizar el sistema judicial mediante elección popular de los magistrados, y así atenuar los males del sistema judicial como: la retardación de la justicia, la desigualdad en el acceso a la justicia, el cuoteo político del organismo judicial, entre otros.
¿Por qué la teoría política de la democracia occidental no permite la elección de jueces por voto popular?
La moderna teoría política del Estado democrático plantea como uno de sus principales bases la división e independencia de los clásicos tres órganos de poder de todo Estado (Ejecutivo, Legislativo y Judicial). Los integrantes del Legislativo y del Ejecutivo deben ser electos por voto popular.
Los integrantes del sistema Judicial, según esta teoría política occidental, deben ser nombrados por los “representantes políticos de turno”, NO pueden ser electos por voto popular. Esto, para prevenir a los pueblos de la “tiranía judicial de las mayorías políticas circunstanciales”.
Bajo este argumento arcaico, y contrastante con la realidad, abogados como Zaffaroni o políticos como Macri repelieron en la Argentina reciente la democratización del sistema judicial de dicho país.
Después de más de 200 años de la vigencia de esta premisa democrática, se constata que los sistemas judiciales son evidentes botines políticos que sirven para enriquecer/proteger con la impunidad a los políticos-empresarios-militares corruptos, y en no pocos casos para criminalizar a defensores de derechos. Los estados neoliberales llevaron esta perversión a su máxima expresión.
En otros términos: la justicia es imparcial (buena) en la medida que los jueces sean electos por los ricos, pero es mala y populista si los juzgadores son electos por voto popular. Y, lo más aberrante, aún hay humanidad que asume esta falacia como verdad.
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